El 18 de noviembre de 1981 Joan Jett lanzó I Love Rock ’n Roll, su segundo álbum de estudio y la obra que cambiaría para siempre su carrera y el rumbo del rock estadounidense. Con el poder rasposo de The Blackhearts, Jett tomó un sencillo casi olvidado de los años 70 y lo convirtió en un himno generacional.
La canción que daría nombre al disco nació en 1975, escrita por Alan Merrill y Jake Hooker para The Arrows, pero pasó inadvertida hasta que Jett la escuchó por casualidad en televisión durante una gira con The Runaways. Aquel instante fue suficiente para encender una conexión que transformaría la historia del rock.
Su primera grabación del tema, en 1979 junto a Steve Jones y Paul Cook de los Sex Pistols, no logró despegar. Sin embargo, Jett nunca soltó la idea. En 1982 volvió al estudio con The Blackhearts y esta vez el impacto fue arrasador: la canción alcanzó el número 1 del Billboard Hot 100 durante siete semanas consecutivas, impulsando al álbum hasta posicionarse en el número 2 de las listas estadounidenses. La artista confirmaba así su lugar como una fuerza indetenible del hard rock.
El disco también dio vida a otra reinterpretación memorable: Crimson and Clover, prueba del talento de Jett para revitalizar clásicos con su sello inconfundible.
La revolución no fue solo sonora. El videoclip en blanco y negro de I Love Rock ’n Roll, con Jett enfundada en cuero negro y una presencia feroz ante la cámara, se convirtió en una pieza clave de la estética temprana de MTV, proyectando una imagen que definiría el espíritu rebelde y desafiante del rock alternativo de los 80.
Cuatro décadas después, el legado del álbum permanece intacto. La crítica lo ha colocado entre los momentos fundamentales de la música popular: la revista Q incluyó la versión de Jett entre los “100 Temas de Guitarra Más Exitosos”, Rolling Stone la sumó a sus “500 Canciones Más Exitosas” y el National Endowment for the Arts la destacó como una de las obras más importantes del siglo XX.
Con certificación de Platino en Estados Unidos, Doble Platino en Canadá y cerca de 10 millones de copias vendidas, I Love Rock ’n Roll no es solo un éxito comercial: es un recordatorio vibrante del poder de una mujer que convirtió su pasión en un himno eterno.
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